Es un espacio para re-crear el ocio, para asuntos varios: mantras, música, pintura, poesía, encantamiento, duendes, brujería, lecturas, encuentros cercanos de algún tipo, cocina sin recetas y recetas para cocinar algo, amores posibles, amores imposibles (son los que abundan) tips, otros y otros. Aquí puedes estar, entrar y salir cuando tú quieras. Los invito y feliz día todos los días.
Viendo las nubes pasar
Acostado junto al muro del patio puedo fácilmente ver el cielo. Este mes de enero es de un azul intenso y claro. El sol pálido y manso camina sobre el mundo de la casa. Un fresco entra por las ramas del limonero.
Con una enorme calma en los ojos contemplo las nubes, al verlas su paso lento trae una dulce calma hasta mi ser.
Una nube teñida de carmín asemeja el rostro de una amiga niña de la infancia. Un poco más allá, de un cúmulo de algodón se ha formado un oso polar. Con estas visiones de las nubes, veo magnificas creaciones, circos, elefantes, gitanas, un sin fin de criaturas que recrean mi existir.
Mi madre ahora viaja hacia mí con todos ellos, yo extasiado solo contemplo con gran dicha.
jueves, 27 de noviembre de 2014
sábado, 11 de octubre de 2014
Cuando vi esa nube supe que todo estaría bien. Era una nube obesa y resplandeciente. Se veía mucha luz saliendo o pasando a través de ese algodón celestial. Pienso, muchas veces en si pudiéramos comer nubes. Y si pudiéramos ¿Cuál sería su sabor? Tengo una amiga que dice que saben a hielo. Yo no creo eso, no. Una nube tan gordita como esa que vi seguramente tiene sabor a tocineta. Eso me hace pensar en mordisquear esas condensaciones. Yo también pienso que de las nubes sale leche.
Pero les contaba que cuando vi esa nube color rosa todo se hizo rosa dentro de mi ser y una sensación de paz me abrigó ese día.
Pero les contaba que cuando vi esa nube color rosa todo se hizo rosa dentro de mi ser y una sensación de paz me abrigó ese día.
martes, 7 de octubre de 2014
sábado, 4 de octubre de 2014
La bola de cristal
Un cuento de los hermanos Grimm
Vivía en otros tiempos una hechicera que tenía tres hijos, los cuales se amaban como buenos hermanos; pero la vieja no se fiaba de ellos, temiendo que quisieran arrebatarle su poder. Por eso transformó al mayor en águila, que anidó en la cima de una rocosa montaña, y sólo alguna que otra vez se le veía describiendo amplios círculos en la inmensidad del cielo. Al segundo lo convirtió en ballena, condenándolo a vivir en el seno del mar, y sólo de vez en cuando asomaba a la superficie, proyectando a gran altura un poderoso chorro de agua. Uno y otro recobraban su figura humana por espacio de dos horas cada día. El tercer hijo, temiendo verse también convertido en alimaña, oso o lobo, por ejemplo, huyó secretamente.
Habíase enterado de que en el castillo del Sol de Oro residía una princesa encantada que aguardaba la hora de su liberación; pero quien intentase la empresa exponía su vida, y ya veintitrés jóvenes habían sucumbido tristemente. Sólo otro podía probar suerte, y nadie más después de él. Y como era un mozo de corazón intrépido, decidió ir en busca del castillo del Sol de Oro.
Llevaba ya mucho tiempo en camino, sin lograr dar con el castillo, cuando se encontró extraviado en un inmenso bosque. De pronto descubrió a lo lejos dos gigantes que le hacían señas con la mano, y cuando se hubo acercado, le dijeron:
- Estamos disputando acerca de quién de los dos ha de quedarse con este sombrero, y, puesto que somos igual de fuertes, ninguno puede vencer al otro. Como vosotros, los hombrecillos, sois más listos que nosotros, hemos pensado que tú decidas.
- ¿Cómo es posible que os peleéis por un viejo sombrero? -exclamó el joven.
- Es que tú ignoras sus virtudes. Es un sombrero milagroso, pues todo aquel que se lo pone, en un instante será transportado a cualquier lugar que desee.
- Venga el sombrero -dijo el mozo-. Me adelantaré un trecho con él, y, cuando llame, echad a correr; lo daré al primero que me alcance.
Y calándose el sombrero, se alejó. Pero, llena su mente de la princesa, olvidóse en seguida de los gigantes. Suspirando desde el fondo del pecho, exclamó:
- ¡Ah, si pudiese encontrarme en el castillo del Sol de Oro! -y, no bien habían salido estas palabras de sus labios, hallóse en la cima de una alta montaña, ante la puerta del alcázar.
Entró y recorrió todos los salones, encontrando a la princesa en el último. Pero, ¡qué susto se llevó al verla!. Tenía la cara de color ceniciento, lleno de arrugas; los ojos, turbios, y el cabello, rojo.
- ¿Vos sois la princesa cuya belleza ensalza el mundo entero?
- ¡Ay! -respondió ella-, ésta que contemplas no es mi figura propia. Los ojos humanos sólo pueden verme en esta horrible apariencia; mas para que sepas cómo soy en realidad, mira en este espejo, que no yerra y refleja mi imagen verdadera.
Y puso en su mano un espejo, en el cual vio el joven la figura de la doncella más hermosa del mundo entero; y de sus ojos fluían amargas lágrimas que rodaban por sus mejillas.
Díjole entonces:
- ¿Cómo puedes ser redimida? Yo no retrocedo ante ningún peligro.
- Quien se apodere de la bola de cristal y la presente al brujo, quebrará su poder y me restituirá mi figura original. ¡Ay! -añadió-, muchos han pagado con la vida el intento, y, viéndote tan joven, me duele ver el que te expongas a tan gran peligro por mí.
- Nada me detendrá -replicó él-, pero dime qué debo hacer.
- Vas a saberlo todo -dijo la princesa-: Si desciendes la montaña en cuya cima estamos, encontrarás al pie, junto a una fuente, un salvaje bisonte, con el cual habrás de luchar. Si logras darle muerte, se levantará de él un pájaro de fuego, que lleva en el cuerpo un huevo ardiente, y este huevo tiene por yema una bola de cristal. Pero el pájaro no soltará el huevo a menos de ser forzado a ello, y, si cae al suelo, se encenderá, quemando cuanto haya a su alrededor, disolviéndose él junto con la bola de cristal, y entonces todas tus fatigas habrán sido inútiles.
Bajó el mozo a la fuente, y en seguida oyó los resoplidos y feroces bramidos del bisonte. Tras larga lucha consiguió traspasarlo con su espada, y el monstruo cayó sin vida. En el mismo instante desprendióse de su cuerpo el ave de fuego y emprendió el vuelo; pero el águila, o sea, el hermano del joven, que acudió volando entre las nubes, lanzóse en su persecución, empujándola hacia el mar y acosándola a picotazos, hasta que la otra, incapaz de seguir resistiendo, soltó el huevo. Pero éste no fue a caer al mar, sino en la cabaña de un pescador situada en la orilla, donde en seguida empezó a humear y despedir llamas. Eleváronse entonces gigantescas olas que, inundando la choza, extinguieron el fuego. Habían sido provocadas por el hermano, transformado en ballena, y, una vez el incendio estuvo apagado, nuestro doncel corrió a buscar el huevo, y tuvo la suerte de encontrarlo. No se había derretido aún, mas, por la acción del agua fría, la cáscara se había roto y, así, el mozo pudo extraer, indemne, la bola de cristal.
Al presentarse con ella al brujo y mostrársela, dijo éste:
- Mi poder ha quedado destruido, y, desde este momento, tú eres rey del castillo del Sol de Oro. Puedes también desencantar a tus hermanos, devolviéndoles su figura humana.
Corrió el joven al encuentro de la princesa y, al entrar en su aposento, la vio en todo el esplendor de su belleza y, rebosantes de alegría, los dos intercambiaron sus anillos.
Sitio web de la imagen :http://alasdefantasia.blogspot.com/2012/03/hadas-animadas.html
Las nubes
Por: José Hierro
Inútilmente interrogas.
Tus ojos miran al cielo.
Buscas detrás de las nubes,
huellas que se llevó el viento.
Buscas las manos calientes,
los rostros de los que fueron,
el círculo donde yerran
tocando sus instrumentos.
Nubes que eran ritmo, canto
sin final y sin comienzo,
campanas de espumas pálidas
volteando su secreto,
palmas de mármol, criaturas
girando al compás del tiempo,
imitándole la vida
su perpetuo movimiento.
Inútilmente interrogas
desde tus párpados ciegos.
¿Qué haces mirando a las nubes,
José Hierro?
De "Cuanto sé de mí" 1957-1959
lunes, 7 de abril de 2014
HACÍA TIEMPO QUE NO ENTRABA ACÁ
Bueno amigos, tenía tiempo que no entraba por aquí. Hoy les cuento que he visto unas cuantas nubes. Ellas tienen su propio lenguaje, por eso tenemos que contemplarlas lago rato para saber qué quieren decirnos. Una vez cuando era niña vi una nube blanca, grande. Se movía lentamente y dejó un claro trazo: Parecían unas plumas, un movimiento de muchas plumas blanca. Mi madre me que había visto y le conté, entonces me dijo que debíamos prestar atención para ver si ocurría en la tierra, en nuestra casa o cerca, algo que pudiéramos relacionar con el cielo, con la señal de la nube.Así lo hicimos. Yo todos los días le decía a mamá viste que no sale nada y al día siguiente en lo salía para el colegio me fajaba a mirar para el cielo y las nubes estaban allí. Una tarde cuando estábamos en la calle jugando el avión, salí corriendo para abrazar a mi padre que venía llegando del trabajo, me beso y me dijo a que no adivinas que te traje de regalo. Yo estaba muy emocionada.-No sé papi. Yo brincaba y decía -No se, anda, dime qué es.En eso bajó del carro algo y me dijo es para llevarlo a la casa de la abuela, que es grande y el necesita libertad. Y cuando quité un manto que tapaba una jaula vi un hermoso ganso. Quedé deslumbrada por su plumaje tan blanco. Madre se acercó despacio, me abrazo y me dijo:-¿Recuerdas la figura de la nube? Yo me quedé pensando, recordando, pero no veía el por qué de la pregunta. Mami insistió ¿Recuerdas que eran muchas plumas blancas?. Y claro que sí allí estaba ante nosotras el esperado mensaje.
Bueno aquí les regalo esta imagen tan hermosa |
martes, 11 de febrero de 2014
LAS BOLAS DE CRISTAL
Desde niña sentí fascinación por el mundo que contienen las bolas de cristal. Creía, por ese entonces, que sólo las brujas, mis queridas amigas, tenían acceso a ese conocimiento. Luego, con el pasar del tiempo supe que todos podemos tener acceso a ese mundo de seres, visitantes y voces que viven apresados en esa esfera transparente. En el día de hoy dejaré este detalle para ustedes. La Cenicienta tiene un pequeño pie, eso ha viajado hasta nosotros desde la antiquísima cultura china, los pequeños pies de las féminas, conocidos como pie de loto. Pies de Loto es una pequeña niña hija Wu, quien tenía dos esposas. A la muerte una de ellas Pies de Loto queda al cuidado de su madrastra, quien la obligaba a realizar pesadas tareas en el hogar, la sometía a constante sufrimientos y maltratos, pero para darle un mayor suplicio la obligaba a llevar zapatos cada vez más pequeños . Luego seguiremos con tan interesante tema.
Si deseas indagar más sobre como viajan las historia, los mitos y cuentos de hadas, dejamos uno de los enlaces donde hemos encontrado información.
http://anthropotopia.blogspot.com/2012/12/pies-de-loto-dorado.html
Sitio Web de la imagen: http://elrinconesotericodeluna.blogspot.com/
SUELE SUCEDER
Luego de algunos años
de no verlo,
de nuevo nos encontramos.
No el deseo, como antes,
sino la nostalgia
de aquellos días de deseo
nos llevó a la cama.
La alegría de entonces
fue ternura y el goce
y la voluptuosidad
sólo complacencia.
Ambos, podría jurarlo,
tuvimos la certeza
de habernos sobrevivido.
María Mercedes Carranza (1945-2003)
Poeta colombiana
Sitio Web de la imagen: https://blogemaus.wordpress.com/page/8/
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